DE HIPOCAMPOS, TRITONES Y ENIGMAS

DE HIPOCAMPOS, TRITONES Y ENIGMAS

Como la realidad supera muchas veces la ficción, no son pocas las personas que afirman, según algunos textos, haber visto y haberse tenido que enfrentar a un hipocampo. 

En la mitología griega, el hipocampo era, según cuenta Pausanias en su Descripción de Grecia, un caballo marino con la parte inferior del cuerpo desde el pecho en forma de monstruo marino o pez. El hipocampo aparece incluso en los poemas homéricos como símbolo de Poseidón, cuyo carro surcaba el mar tirado por veloces caballos. Un carro que, por cierto, era capaz de caminar sobre la superficie del mar. Tal era la fuerza de este ser marino que los carruajes no penetraban en las profundidades del líquido elemento. Los poetas y artistas posteriores concibieron y representaron los caballos de Poseidón y de otras divinidades marinas como una combinación de caballo y pez. 

Pero no solo están dentro de los tratados de mitología marina sino que junto con las enigmáticas sirenas son muchos los que cuentan que su embarcaciones han sido flanqueadas en momentos de zozobra por estos animales, como si quisieran ayudarles y servir de protección a aquellos que en el mar se debaten entre la vida y la muerte para llevarlos a tierra sanos y salvos.

Son muchos los testimonios de estos monstruos mitológicos también en la antigua Roma.

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 Y si pensamos en la fuente más bella del mundo, la Fontana de Trevi, descubriremos el Océano de Pietro Bracci, en el nicho central, las estatuas de la Abundancia y de la Salubridad, en los dos nichos laterales, esculpidas por Filippo della Valle y dos hipocampos en la escultura, con una curiosidad: uno está calmado y el tritón no tiene que hacer esfuerzo para dirigirlo y el otro está alterado y el tritón consigue llevarlo pero con esfuerzo. Esto representa las dos facetas del mar, la calma y la bravura y de alguna manera el bien y el mal, como en la vida. 

En “La Casa del Ciprés” tenemos nuestros propio Hipocampo, en el maravilloso mosaico que preside el salón verde. Además de ser la prueba evidente del paso de Roma por la milenaria ciudad de Córdoba, significa la protección para nuestros viajeros. Y todavía hay más… las huellas de un tritón. Pero para eso tendrán que visitarnos…

(mosaico original situado en uno de los salones de «La casa del ciprés»)