Hubo un tiempo en que “ La Casa del Ciprés “ estuvo presidida por un enorme árbol plantado en su patio, un ciprés que atisbaba erguido el horizonte.
Nuestro ciprés recupera el símbolo de la conexión entre el cielo y la tierra. El eje arriba-abajo que domina nuestras creencias y psicología, nuestra moral y hasta nuestro lenguaje en una casa que es historia viva de la humanidad. La casa está situada en el número dos de la Calle Tornillo de Córdoba, encima de la gran cloaca romana que recogía las aguas de la muralla que bajaban por Maese Luis, el posible pariente de Miguel de Cervantes. Sus vestigios romanos son testigos silenciosos de ese pasado: un arco de la cloaca y maravillosos mosaicos en cada rincón, como el que preside la chimenea del salón principal, un hipocampo, el animal mitológico que tanto significó en Roma, mitad caballo, mitad animal marino. Situada entre “La Ermita de la Candelaria” y “La Ermita de la Consolación”, en la parte más estrecha de la Calle del Tornillo, junto al que fuera “Hospital de la Consolación” y después la Casa de Expósitos en 1599. Allí se ubicaba un pequeño torno, muy pequeño, de ahí el nombre de la calle, en el estrechamiento donde se ubica nuestra casa era el lugar donde se dejaban abandonados a los recién nacidos en aquellas épocas oscuras de nuestro pasado. “La Casa del Ciprés” está catalogada como patrimonio artístico y cultural de Córdoba y así está reconocida en los archivos municipales.
En el año 1998, a finales del siglo XX, “La Casa del Ciprés” pasó a ser gestionada por la Administración, acogiendo el Instituto Andaluz de la Juventud y convirtiéndose entonces en un referente cultural, cuna de escritores, poetas, pintores y artistas de la Córdoba del final del Siglo pasado. Aquí nació COSMOPOETICA.
En cada una de sus paredes está marcada la historia de Córdoba bajo la atenta mirada de las campanas de San Francisco, en pleno barrio de San Pedro, acumulando siglos de historia esta casa singular en la estrecha calleja de la Axerquía cordobesa; junto a la Plaza de la Corredera y la Plaza del Potro, a diez minutos andando de la Plaza de las Tendillas pasando por el Ayuntamiento y el templo romano de Claudio Marcelo y a cinco minutos de la Puerta del Puente (Arco del Triunfo) declarada con el Puente Romano y la Torre de la Calahorra Bien de Interés Cultural. Junto a la Puerta, una de las tres únicas que se conservan en la ciudad, nos encontramos con la Mezquita-Catedral.
Asomarse al Guadalquivir tras visitar el Museo de Julio Romero, pasear por el Puente Romano y visitar la Mezquita Catedral nunca estuvo más cerca del viajero, quien descansará luego en este remanso de paz, en este espacio exclusivo sin compartirlo con nadie y con todos los servicios exclusivos que pueda imaginar.